Normalmente soy consciente de que estoy soñando, siento algo
parecido que cuando se sienta uno enfrente de la caja tonta , en muchas
ocasiones no se sabe diferencial la realidad, de los sueños , pues son tan
reales que no puedo apreciar diferencia
alguna, otras veces los sueños los veo
como película de televisión, uno solo observa, consciente de lo que está
viviendo es un sueño en el que no puedes participar, uno se ve a sí mismo
actuando, pero sin poder advertir lo que va a suceder , solo puedes ver los
sucesos sin poder cambiarlos, me daba
cuenta que soñaba, pero era un sueño tan agradable, que no quería despertar
nunca , abría la puerta de un taxi y me
encontraba con compañeros de la infancia, pero lo más agradable es que el
conductor era Almondiguilla ,
obviare el nombre para que nadie salga
perjudicado.
Fue un sueño extraño, parecía todo muy real, nos
encontrábamos en el patio de sanfer, entramos al taxi como hombres y salimos niños, simplemente estaba soñando lo
vivido hace muchos años, eran imágenes claras llenas de luz de una luz blanca muy especial, como la
visión del niño.
“El almondiguilla”
bajito y regordete, era un retaco una almondiguilla, pues era un niño tranquilo
que nunca se metía con nadie, aunque los demás niños, compañeros le quisieran pegar muy a menudo y no paraban de meterse nunca con él, ya
desde pequeños algunos necesitan
demostrar que son más fuertes que los demás y para demostrarlo tienden a agredir al mas débil , Yo era bastante cobarde y miedoso pero debido que para mi
edad tenía una altura superior a los demás, con eso me bastaba para
que casi nadie se metiera conmigo y aprovechando esta circunstancia para
que tampoco se metieran con “Albóndiga”.
De un salto de golpe el sueño me llevo a la despedida de “Albóndiga”
estábamos en quinto curso final de primaria, fue un día triste aunque fuese a
finales de la primavera y el tiempo
fuese inmejorable, yo sabía que no volvería ver a mi amigo, Una señora bien
vestida para mis ojos con rebeca de la
época y un señor de traje negro
u azul oscuro, no recuerdo bien , trajeron unos dulces y chucherías
para celebrar su despedida como si fuera
una fiesta de cumpleaños , recuerdo el pasillo de estudiantes en su puerta de salida principal,
todos nosotros cantábamos una canción que nos enseñaron pero que no recuerdo
como era , todos estábamos contentos , menos “Albóndiga” y yo , pues aunque
“albóndiga “no era muy espabilado , todo lo contrario un poquito retrasadillo,
mal estudiante, se daba cuenta de que
era una despedida y de que nunca
más nos volveríamos a ver . Cuando los
sotanas y profesor dieron por terminada la celebración , nos dijeron que nos
despidiéramos de nuestro compañero, yo espere a ser el último, realmente no me
atrevía a despedirme, tenía miedo, le había tomado afecto u cariño como se
quiera decir aquel retaco, al fin y al cabo era el único que me escuchaba durante los recreos, me
acerque y le dije , no te preocupes por nada, si los niños se meten contigo no te preocupes, que dentro
de poco seremos mayores y ya no podrán meterse con nosotros , no nos podrán
hacer nada, que iluso fui, el mundo del Mayor es más cruel si cabe que el mundo
infantil.
de pronto el señor de traje oscuro, lo cogió en brazos y le
dijo que dijera adiós , recuerdo como se alejaba hacia el túnel en compañía de
varias sotanas y como miraba con esos ojos
brillantes por el salto de las lagrimas que no terminaban de
aflorar mientras se marchaba, en aquel
momento no lloramos , supongo que los
niños éramos mas fuertes que pensábamos y a
medida que nos hacemos mayores, también nos hacemos más débiles, pues
ahora si lloro cuando recuerdo esta
escena y otras escenas parecidas a estas vividas más de una vez “Recordáis a
Villaverde” .
Antonio Alvarez
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