viernes, 19 de octubre de 2012

El Internado


El Internado


En los años de la  posguerra  en España  solo era necesaria una familia desestructurada o la pérdida de alguno de sus miembros parentales para que los niños crezcan en un internado. El  auxilio social ya se dedicaba  a tratar de una forma  u otra  que  los hijos de dicha familia rota por falta de  uno u los dos progenitores por no ser familia estructurada, ellos decidían el camino que debían seguir esos hijos desnaturalizados , los adoctrinaran en  los centros a medio camino entre las escuelas de base y los orfanatos, y como tales, peros los internados toman y representan particularidades y semejanzas con las otras modalidades, centros donde la disciplina férrea y el adoctrinamiento cristiano era parte de esa figura.

Entre los perfiles del alumnado se podrían diferenciar, a grandes rasgos, tres grupos de niños. Los que están internos de forma indefinida y pasan las semanas y los meses dentro de easas paredes que se ha convertido en su hogar hasta la mayoria de edad ; los que cuentan con una familia no biológica que les ha acogido en su seno, les a “apadrinado” y con los que pasan los fines de semana y las vacaciones; y los que simplemente acuden a diario a las clases e interactúan con el resto de internos.

Este tipo de centro presenta como principal distinción el hecho de que los fogones de las cocinas jamás descansan y que las puertas de sus enormes edificios que dan a los grandes patios sirve para diferenciar el ambiente íntimo del dormitorio comunitario,  del bullicio de los recreos y de la disciplina de las clases.

Afincada en un entornos rural, nutriéndose de niños de corta edad, el internados se convierten en la única forma viable de salir adelante, o por lo menos, de encaminar a estos menores a un futuro, segun los dirigentes de la epoca.

El Internado  de la carretera de colmenar,  a la salida del pueblo de Fuencarral  tiene capacidad para albergar hasta mil quinientos niños.  Conviven en sus instalaciones unos mil doscientos  alumnos, entre niños y jóvenes,su dirección se ve en la obligación de rechazar nuevas peticiones de plaza porque no tiene infraestructuras ni reales ni suficientemente acondicionadas para dar cabida a más alumnos.

 Mientras el Estado se limita pagar la manutención de los pequeños y los ínfimos salarios del profesorado, los responsables de estos centros se ven obligados a acudir a una disciplina férrea y una alimentación escasa, por lo menos para el alumnado, dado su pésimo estado económico. Por un lado el dinero de las diputaciones empobrecidas por la falta del cobro de impuestos y falta de  recursos,  no llegan para dar solución al problema, indirectamente  con  la ayuda de instituciones sociales y militares, pretenden  dar dicha solución, pero todos los pedidos solicitados les llegan en mal estado y son escasos para la población infantil del internado.

Internado que a toque de silbato, mueven la población de niños y jóvenes que  acudieron en filas  abrigados con ropa de invierno a la llamada, para demostración ante las autoridades  de la diputación  el estado de estos, el vaho que emanaba de sus bocas era la mejor certificación de que es inviable que los menores pasan frio y hambre, pero todo se quedaba en visitas, no en soluciones, estas llegarían años después.


 La escasa calefacción existente ha sido reconducida para que únicamente tenga que calentar la mitad de la edificación pero una vez más, la sensación de calidez se escurre entre las rendijas de las viejas ventanas mal selladas. De las aulas, poco que contar, las mesas y las sillas de madera  con descorchones por sus lados  y eses ruido ensordecedor de los asientos cada vez que se abría la puerta  al ponerse uno de pie y dar el saludo  a cualquier educador que entraba , de pie hasta escuchar la voz fuerte y grave , sentarse, que los niños tienen que recibir para volver a sus tareas  en clase, sus clases que muchos de nosotros pasamos de rodillas cara a la pared , de pie  con los brazos en cruz y los mas revoltosos en el pasillo de rodillas y con algún chichón que otro , con las manos enrojecidas de las palmetadas de la regla de metro.

 los dormitorios con somieres  de  rejilla y muelles  de metal chirriante, con colchón de lana,  colchas  finas , todas del mismo color , manta recia y picante de lana, como si fueran sacadas de  una película velica de la primera guerra mundial, muebles de planchas de conglomerado con un tubo de metal para colgar perchas de madera  que apenas resisten el peso de los tabardos mojados  por la lluvia, tablillas arqueadas  del agua embalsada en las tortas,  aquellos calcetines encima de los ralladores que nunca calentaban lo suficiente para secarlos, con su olor peculiar.

Abrió sus puertas en los años treinta, en el pasado siglo y es uno de los referentes de todo el país, en su época, aún así, todo lo concerniente a lo que paso entre sus muros, los niños y jóvenes, las subvenciones estatales, está igualmente olvidado, sitio que nadie se pregunta que fue y porque está ahí, cuál fue su historia, que gritan las piedras que cubren sus muros, aunque sea habitual que los máximos mandatarios acudan a hacerse fotos al centro en la actualidad.

Como mejor triunfo, contaremos que en este internado  a  formado  parte de una gran historia, historia negra por lo menos a unos niños nunca fueron felices y que vivieron con el miedo en sus cuerpos  toda su vida, niños que fueron entregados a familias que no les quisieron , para los que solo fueron una herramienta de trabajo, historia gris u blanca para otros corrieron mejor suerte, tanto en deportes de grupo como en especialidades individuales , incluso  a nivel  nacional, muchos otros se labraron un futuro dispar , repartidos por toda la geografía española donde  formaron su familia ,su hogar. Unos llegar a puestos mas altos o mas bajos en sus empresas o trabajos, pero todos nunca podrán olvidar su paso por San Fernando unos para bien otros para mal.

 Visita  treinta años después, ha sido gratificante y sobre todo nos ha instruido. Hemos abierto un poco más nuestras mentes y hemos compartido sensaciones,  sin palabras, no necesitábamos  traductor para los sentimientos, al final de la jornada, nos despedimos  unos de los otros, nos sentíamos alegres  de ver aquel chiquillo que corría a nuestro lado, no recordamos  aquel  de traje negro que nos daba capones  y bofetadas, nos recordábamos nosotros, los auténticos protagonistas, llevándonos  nuestras manos  a la frente y después  dándonos un gran abrazo, señal de profundo sentimiento, El lenguaje de gestos volvió a nuestra cara y extremidades , llegamos al nivel  más básico de una alegría contenida ,  de el  nerviosismo buscando al  compañero , al amigo , todo es sencillo solo buscas sentirte  sorprendido, querido, ser aquel niño de San Fernando.

1 comentario:

  1. Lo has clavado Antonio,se nota que te has tirado casi toda la vida en el centro viendo y analizando cada una de las esperiencias que ahora tan imparcialmente escribes en el blog.
    Yo por cosas del destino o suerte,solo pude vivir lo que mencionas unos pocos años y casi todo ello me cuesta recordarlo por el paso del tiempo, con lo que te estoy agradecido por poder ordenar las dudas o certezas y ponerle fechas y caras,incluso momentos especiales y agradables de los vividos en San fernando .
    Los chungos ,como se dice ahora los meti en una botella llenita de piedras y los lance al fondo del mar. un cordial saludo.

    ResponderEliminar