EL LOBO
Mi abuelo paterno , Ramón , había nacido en Asturias, no en
la Asturias que todos conocen , en la Asturias profunda , Entre los Ancares y
los Munuellos diríamos hoy , la verdad
en Boiro en plenos montes asturianos donde se vivía de la Mina y de los pequeños huertos familiares
cercanos a la casa , con las vacas ,los pitus y el burro para acarrear
la leña , tenía una casa grande con una especie de porche con su hórreo dentro del patio y al lado de
las cuadras de las vacas , en la
palloza antesala a la casa que solo servía
para dormir y guardar la ropa , en la palloza
estaba la cocina, era donde se
hacía la vida gracias a la leña y el poco carbón, motor de tantas cosas, que servía para calentarnos y cocinar.
Recuerdo que en el otoño, en la época de las castañas, se reunía la familia a
comerlas asadas, o también cocidas, Mi
abuelo era el patriarca y contaba historias de las guerras. Yo siempre tuve la
inquietud por saber, desde muy niño, y le recuerdo a él sentado en un amplio
banco de madera, y yo a su lado, sobre el brazo de ese banco y preguntándole:
"Abuelo, cuando sea mayor, ¿tendré que ir a la guerra?". Y él me
contestaba una y otra vez: "Cuando tú seas mayor irás a servir al rey,
porque entonces no habrá guerras". Era un optimista, no era un gran lector
para lo que se daba entonces. Él me dejaba que me acurrucara entre sus piernas.
Minero a los catorce años. "Mi padre, Manuel Antonio,
al que llamaban Antón, era un hombre pequeño y gracioso. Entró a los trece años
a trabajar en la mina y conservo su primera nómina, de agosto de 1935, con la
que cobró 30 pesetas. Entró de "guaje", como se los llamaba entonces,
y a los seis meses ya se fue a la rampa como ayudante de picador. En esa época
no había pozos, sino lo que se llamaban chamizos, a los cuales se entraba por
la rampa. El carbón se extraía con picas, porque todavía no se utilizaban los
martillos. Y, naturalmente, el transporte del carbón desde la galería al
exterior era con mulas. Mi padre estuvo en la mina , hasta que se fue a
realizar sus cuatro años de servicio militar a Salinas ,una vez terminado este,
se marcho a Madrid a Trabajar en la panadería del Colegio San Fernando
que pertenecía a la Diputación Provincial , donde jubiló, 42 años después, continuó siempre en el
mismo colegio en distintos trabajos . Con la familia de mi padre siempre
tuvimos buenas relaciones, pero más distantes, porque no coincidíamos en la
convivencia cotidiana. En cambio, en la Familia del colegio San Fernando fue otra historia ,mi padre conoció a mi Madre Vicenta con
diecisiete años , estaba
trabajando en el Pabellón de San
Vicente también en el Colegio San
Fernando ,familia Sanfernandina se vivía cada vez que había un acontecimiento, bueno o
malo, lo vivíamos con la misma intensidad que si fuera una cosa personal. Si
era un acontecimiento agradable, un nacimiento, un bautizo o un casorio, del
personal que trabajaba en San Fernando,
era una fiesta para nosotros, pero si había un fallecido era como si fuera
propio. Habíamos nacido juntos y crecido juntos, hasta que la vida nos dispersó
casándonos a unos acá y a otros allá".
Mis padres trabajaban muy duro con tal de que sus
hijos mejoraran su posición, y yo soy un caso de eso. Hay nóminas de mi padre
en las que, aparecen jornadas de catorce
horas diarias sin descanso ni libranza porque la jornada de Cuarenta horas
y el día de libranza semanal se logró después, Además, no había
autobuses a dichas horas para llevarlos por lo que teníamos que ir andando desde casa al tajo. Desde casa a San Fernando había
unos quince minutos de camino, y mi padre entraba ala
seis y media de la mañana, con lo que salía de casa poco menos que a las Seis y
diez de la madrugada. Yo no lo veía más
que lo que me dejaban los Salesianos
pues tenía prohibido el verle en cualquier momento dentro de las horas lectivas diarias, si me encontraban fuera de
sitio me castigaban con horas de
estudios o sin recreo, como al resto del alumnado, por lo que me las
ingeniaba para perderme por los pasillos
y esconderme en los bajos de la despensa.
Los domingos, nos obligaban a ir a
misa a todos los empleados e hijos de estos,
pero era el día que mas estaba con mi padre correteando por la cocina,
comedores y despensa.
Ponía el pan en los comedores, cortaba el cotí para la merienda,
haciendo torretas y torretas de chocolate, luego al cine la película de los
domingos de wéstern u piratas, pero no antes de tragarnos el
interminable Nodo.
Y así trascurrió mi vida y su vida dentro de los muros de
San Fernando. Hasta los años 80 que todo cambio.
Pero porque me ha venido esto a la mente en este día ,
quizás por la preocupaciones sociales
actuales , por ver a mis hijos y a los hijos de los demás tristes y melancólicos mirando por las ventanillas de las empresas sin
futuro de contratación , y me viene al recuerdo aquello que mi abuelo me
conto una tarde en el banco de la puerta
, yo al principio pensé que era un
cuento de los muchos que se cuentan por
los pueblos de Asturias .
Decía:
Hay una gran pelea
está ocurriendo dentro de mí , trato de recordar que empezó así mientras
los nietos le mirábamos su gesto y su
forma de sostener el cigarro en la boca , es una lucha entre dos lobos , uno de ellos es todo maldad, violencia, ira, envidia
,rencor, resquemor ,avaricioso, orgulloso, mentiroso y ego centrista.
Nosotros con los ojos como platos ante las palabras de mi
abuelo de cómo retrato a el lobo como
ser maléfico y nos preguntábamos como se
había metido dentro del abuelo , sin esperar le preguntamos y el otro lobo abuelo, a lo que nos
respondió el otro es bondad , generosidad, amistad , entrega
,compasión ,paz y verdad, como es eso
abuelo , el abuelo continuo , aunque no os deis cuenta , esa pelea esta también dentro de vosotros y de todos los hombres y mujeres del planeta
.
Abuelo le preguntamos
¿Cuál de los lobos ganara la batalla? , el nos contesto “El que tu alimentes”
Y yo añado, señores gobernantes, que lobo gana en su
interior.
Antonio Álvarez
(Toni)