como convencer a un
político de su forma de ser o proceder, como un político se daría cuenta del
mal que hace sin raciocinio de la desmesurada prepotencia de sus actos y declaraciones, escondiéndose
en lo que llaman la soledad del poder. A lo mejor tendria que volver a clase y aprender.
La prepotencia
existe en cualquier puesto de cierta
relevancia de la administración de este, pequeña y dividida, país de ilustrados y demagogos de la razón.
El día que estos, se
pusiera en la piel del otro, se pusiera al otro lado de la puerta inexpugnable
de su manera de ser, por no decir de su gestión de prepotencia ante el pueblo
que lo eligió en unas urnas democráticas
y el devuelve dictadura de mando.
Para no ser aburrido
hablaremos con un cuento:
Atilano, a si
llamaremos a nuestro político, tenía fama en el lugar del mal carácter que saco
después de ganar las elecciones, se creó la fama de que no era bien recibido el
que no comulgaba con sus ideas u sus
razones.
Su padre, enterado por
diversas lenguas del pueblo, de lo que pasaba a su hijo y después de discutir con su hijo el día anterior sobre dicho tema,
ideo un modo de ayudar a su hijo, este día
le regalo una caja de clavos y le dijo
que por favor probara, que cada vez que se enfrentara a alguien y perdiera su
compostura y sacara su mal genio, clavara un clavo detrás de su puerta.
El primer día Atilano,
clavo más de treinta clavos, dándose cuenta que eran muchos y que no podía ser
que tanta gente de su pueblo estuviera en su contra, empezó a realizar
esfuerzos de enmienda, causa del paso dado y del esfuerzo realizado a medida
que pasaron los días, las semanas,
consiguió ir controlando su
genio, resultado que cada día clavaba menos clavos detrás de su puerta.
Se dio cuenta que cada día
gastaba menos clavos ya que era más fácil poner freno a su prepotencia y mal
genio, que pasarse todo el día a martillazos clavando clavos detrás de la
puerta.
Cuando Atilano,
consiguió tener el control absoluto sobre sus brotes de genio, su padre le pidió que retirase cada uno de los clavos
de detrás de esa puerta, cada día que lograra dar satisfacción a un semejante
que hubiera maltratado.
Las Semanas fueron
pasando, con tan buena disposición, que al fin pudo comunicar a su padre, que
ya no tenía clavos que arrancar de detrás de la maltratada puerta de su
despacho.
Entonces el padre de Atilano,
le dijo que se sentara en su despacho mirando la puerta, una vez realizada esta
acción, El padre felicito a su hijo por su compromiso y esfuerzo. Pero
tengo que decirte, mira los bujeros
que has dejado en la puerta, piensa que cada vez que has perdido los
papeles con un semejante y as mostrado tu intransigencia, debido a tu mal
carácter, dejas en los demás cicatrices
tan difíciles de curar como las que has dejado en la puerta, puerta que para
hacer desaparecer dichos bujeros tendrás que quitar y reemplazar, para que
nadie vea lo fea y maltrecha la puerta de tu despacho esta.
Cada uno que saque su
moraleja. Solo decir, que dichas cicatrices
están haciendo mella en la sociedad actual y serán difíciles de curar.
Antonio Álvarez Herranz