jueves, 3 de marzo de 2016

Los Hospicianos de San Fernando:


Es el hospicio, el viejo hospicio provincial de San Fernando, edificio ruidoso de enrojecidas tejas donde los gorriones nos veían crecer y los vencejos anidan en verano, los lirones que cogíamos en el monte y los gusanos de seda en nuestras cajoneras.

Con el frontón de la iglesia del sórdido edificio de sólidos muros y sucios paredones,
es un rincón de sombra eterna recuerdo de todos los que pasaron anteriormente por estos mismos muros que tanta desgracia guarda.
El viejo hospicio de San Fernando, paso  a ser colegio nacional y hoy  se le conoce con el grado de instituto mientras el sol de enero su débil luz envía, su triste luz velada sobre los campos  desangelados  y fríos  en el recuerdo de aquellos niños que corrieron por ellos , aquellos niños  que a una ventana  asoman al declinar el día, algunos rostros pálidos por el frio invernal de ojos  atónitos y enfermos de  contemplar los montes azules de la sierra, que nos aguardaban en fechas de campamento , como colonizadores de montes y ríos  como el Aguilón y el Lozoya  se entrecruzaban  frente a nosotros en el mes de Julio , hoy son cielos blancos como sobre  de carta que nunca llego a nuestras manos , cae la blanca nieve sobre la fría tierra, sobre la tierra fría  que nuestros pies pisan día a día ,nieve silenciosa que solo ve nuestro frio de cuerpo pero no ve el frio de nuestro corazón entristecido  por estar encerrado entre muros , sin  saber que depara el futuro , si la soledad es mala consejera  en este establecimiento benéfico en el que se recoge, cría y educa a niños abandonados, huérfanos o pobres.
Estremece pensar en aquel pueblo lleno de niños perdidos o abandonados, los hospicianos del Auxilio Social se les llevara por lo que se llamaba la beneficencia franquista que en realidad, solo era parte del aparato represor de la dictadura, donde a estos niños se les trataba con métodos castrenses.
Hasta hoy no sabe lo que le ocurrió, ni se ha podido averiguar durante años y creo que no se sabrá nunca, el porqué dijeron a los familiares que algunos de estos niños habían muerto a causa de un aborto cuando se interesaban por lo que fue de ellos.
 Padres condenados años de prisión, que cuando salieron no quisieron darles explicación sobre sus hijos, padres que se olvidaron y no volvieron hablar jamás del tema a su hijo.
En algunas épocas, los más ancianos hoy cuentan haber sufrido maltrato, que todos los pegaban, y más al más rebelde, en el orfanato de San Fernando, llegaban a castigarnos sin cenar una semana entera, imaginar con el hambre que ya pasábamos. 
Otras veces nos encerraban en las clases sin recreo, casi lo agradecían por estar más calientes que en los patios, con el pantalón corto y un jersey roído, la educación era casi inexistente, poco más allá de las cuatro reglas, porque casi siempre pasaban el tiempo en aprendiendo himnos falangistas y doctrina católica. 
Además, algunos sacerdotes  se ensañaban con los niños, uno de ellos solía Mandarme  hacer recados, al volver, le   vestía  bajándole los pantalones para meterle la camiseta por dentro , pero las manos del cura empezaban pronto a tocar  las piernas  , algunos les obligaban  a  meterme por la fuerza a monaguillo y si no aceptabas  te castigaban  cortándote el pelo al cero, muchos estaban hartos de golpes y suplicios, saltaban por la ventana y se marchaban al monte  para escapar del infierno disciplinario.
La vida era un trasiego disciplinario continuo en San Fernando, lo recuerdo con nostalgia, pero no con cariño, recuerdo a mis compañeros con cariño y no con nostalgia.
Durante siglos ser un expósito, Cunero, hospiciano, inclusero fue una especie de estigma de por vida cuyo obstáculo no era tan fácil de superar, el abandono, la vergüenza y la pérdida consiguiente de identidad se sumaba en ocasiones un desprecio social, tan injusto como cruel, niños que se burlan de otros niños, solo por no tener padres, esto lo vivíamos  en excursiones o salidas al exterior del colegio,  como con los pocos  compañeros que empezaron a llegar  con padre o madre reconocidos , aun así lo contamos orgullosos hoy, ya que nos hemos sido personajes  adultos de una nueva sociedad , buenos  trabajadores y personas dignas.
Nos labramos nuestra propia vida solos por qué ser un expósito, Cunero, hospiciano, inclusero hoy es un titulo de triunfo en nuestra sociedad.
Antonio Álvarez Herranz



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