miércoles, 23 de octubre de 2013

LECCIONES DE COLEGIO

El Clavo
como convencer a un político de su forma de ser o proceder, como un político se daría cuenta del mal que hace sin raciocinio de la desmesurada prepotencia  de sus actos y declaraciones, escondiéndose en lo que llaman la soledad del poder. A lo mejor tendria que volver a clase  y aprender.

La prepotencia existe  en cualquier puesto de cierta relevancia de la administración de este, pequeña y dividida, país  de ilustrados y demagogos de la razón.
El día que estos, se pusiera en la piel del otro, se pusiera al otro lado de la puerta inexpugnable de su manera de ser, por no decir de su gestión de prepotencia ante el pueblo que lo eligió en unas urnas democráticas  y el devuelve  dictadura de mando.

Para no ser aburrido hablaremos con un cuento:
Atilano, a si llamaremos a nuestro político, tenía fama en el lugar del mal carácter que saco después de ganar las elecciones, se creó la fama de que no era bien recibido el que no  comulgaba con sus ideas u sus razones.
Su padre, enterado por diversas lenguas del pueblo, de lo que pasaba a su hijo y después de discutir  con su hijo el día anterior sobre dicho tema, ideo  un modo de ayudar a su hijo, este día le regalo una caja  de clavos y le dijo que por favor probara, que cada vez que se enfrentara a alguien y perdiera su compostura y sacara su mal genio, clavara un clavo detrás de su puerta.

El primer día Atilano, clavo más de treinta clavos, dándose cuenta que eran muchos y que no podía ser que tanta gente de su pueblo estuviera en su contra, empezó a realizar esfuerzos de enmienda, causa del paso dado y del esfuerzo realizado a medida que pasaron los días, las semanas,  consiguió  ir controlando su genio, resultado que cada día clavaba menos clavos detrás de su puerta.

Se dio cuenta que cada día gastaba menos clavos ya que era más fácil poner freno a su prepotencia y mal genio, que pasarse todo el día a martillazos clavando clavos detrás de la puerta.

Cuando Atilano, consiguió tener el control absoluto sobre sus brotes de genio, su padre  le pidió que retirase cada uno de los clavos de detrás de esa puerta, cada día que lograra dar satisfacción a un semejante que hubiera  maltratado.
Las Semanas fueron pasando, con tan buena disposición, que al fin pudo comunicar a su padre, que ya no tenía clavos que arrancar de detrás de la maltratada puerta de su despacho.

Entonces el padre de Atilano, le dijo que se sentara en su despacho mirando la puerta, una vez realizada esta acción, El padre felicito a su hijo por su compromiso y esfuerzo. Pero tengo  que decirte, mira  los bujeros  que has dejado en la puerta, piensa que cada vez que has perdido los papeles con un semejante y as mostrado tu intransigencia, debido a tu mal carácter, dejas  en los demás cicatrices tan difíciles de curar como las que has dejado en la puerta, puerta que para hacer desaparecer dichos bujeros tendrás que quitar y reemplazar, para que nadie vea lo fea y maltrecha la puerta de tu despacho esta.

Cada uno que saque su moraleja. Solo decir, que dichas cicatrices  están haciendo mella en la sociedad actual y serán difíciles de curar.

Antonio Álvarez Herranz

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