domingo, 25 de agosto de 2013

UNA HISTORIA ANONIMA
Esto  son un relato de  que se juzgara por  el sentimiento de los que pasaron su niñez cahiz bajos con temor al  pensamientos y palabras que pudieran decir , es posible que pasara , pero es un relato verdadero, alguien piensa  que pudo ser así , pues  yo creo que si…
Yo pase,  por san Fernando desde los 5 años hasta los 18 años estuve en un colegio en el que me trataban muy mal. A pesar de lo que pensaran los demás.
De los 5 a los 9 años me pegaban, tanto las monjas ,como los salesianos en Padres, pues las  letras con sangre entra y los compañeros , no sé  el porqué envidia o porque me vieron más débil que los demás  salía paliza diaria , luego solo pasaron a insultos hasta los 12 años y hasta los 14 me ignoraban era como si no existiera les  hablaba aunque fuera para preguntar alguna duda de clase y ni me hacían caso, éramos el pelotón de los torpes ,pero yo por lo menos tenía mucho  miedo a las preguntas o salir a la pizarra , siempre me llevaba o un tirón de patillas o una palmeta da  en la mano, no contábamos  para los salesianos , parecíamos vegetales , solo nos alimentaban y nos entretenían en clase , esa era la verdad , varios de nosotros desaparecimos entre  séptimo y octavo , vamos que no subieron a mulas , solamente desaparecieron no hemos sabido mas de ellos , algunos florecen al cabo de los años en los foros de las redes sociales , como  grandes filósofos de la vida  y maestros de la moral , la verdad  y su liderazgo, pero cuentan parte de su historia , la otra  la verdadera se queda encerrada en el subconsciente , la cierran  para no parecer fracasados, algunos  es posible que abandonara a sus hijos , como le abandonaron a él , y no sabe nada de ellos, alguno posiblemente tenga matrimonio roto , separados por  una convivencia  que no nos enseñaron como vivirla  en el  pasado , dejando a sus mujeres e hijos , sin que  presencia paterna  enseñase a sus hijos lo que es un padre  y viven con el sueño de una vida irreal que realmente querían vivir , psicológicamente  estamos sin quererlo  tocados , somos como la cerveza , con momentos de alegría  y desparpajo y en otros momentos miedosos  y sin espíritu, psicológicamente  los salesianos nos bloquearon .

Nuca lo he entendido porque  me trataban así porque, no era ni gordo ni llevaba gafas ni nada raro era un chico normal.
A los 14 años cuando me cambie de zona en colegio pase a mulas , no lo soportaba más me convertí en agresivo ( no lo hice antes por miedo a que fuera peor) y me fue  muy bien desde entonces, empezaron a respetarme incluso mejore  en los estudios , pero los salesianos siguieron con las prohibiciones y castigos, contra nosotros , hasta que  a los 17 tuve el valor de mi  primer enfrentamiento con el salesiano que me quiso agredir  y castigar , a toda vez que amenazar, nadie de la clase  se inmuto todos se quedaron quietos sin palabra , vacios de espíritu , yo le respondí incluso me defendí en un momento de ira y de explosión escervescente , no sé si le llegue inclusive  a golpear , Salí corriendo , por la puerta  al pasillo largo de la galería que conducía  a la puerta de salida , bajando las escaleras empinadas de piedra  a la calle , saliendo en estampida, por el túnel que  pasaba por debajo  de la galería que unía los comedores con los dormitorios , donde  el Sr, galo tenia la peluquería , Salí por la fuente  de los caños  por detrás de la dirección ,  a la puerta de la libertada donde ya calleja  flanqueaba  la salida con  otro salesiano  joven  con un brazo  inservible y  en la mano con dedos cortos atrofiados diría yo , había llegado hace poco , no sé si seria coadjutor,  por lo que opte a saltar la valla por el  nuevo campo de estudiantes , realizado poco atrás , saliendo cerca de la residencia de ancianos , salte  la carretera de colmenar  y ya no me vieron mas en el colegio, como cumplía los  dieciocho años  en ese verano , me dieron  el libro de escolaridad el certificado pertinente , que paso mi familia a recoger  y me echaron , bueno en realidad me fui yo, pero  hoy  aun cuando hablo con la gente o tengo problemas con alguien vuelvo a recordar el pasado a los castigos de los salesianos y a sus pal metadas en nuestras blancas manos , que se ponían rojas  al atardecer ,tirarnos de las patillas ,pellizcos que nos daban, y algún coscorrón con el silbato  que llevaban entre las manos y alguna torta de regalo, yo creo que todavía no  he superado ese miedo a la crítica y a la agresión , suelo esconder el ala ,a veces incluso pienso que mis amigos son raros por quererme, porque siempre he estado acostumbrada a que me traten mal los de mi edad.
Todo esto ha hecho que muchas veces este indeciso por algo y no encuentre la salida porque antes estuve encerrado siempre  con los miedos del  pasado en mi  casa y mi familia que me logre  a base de años  de lucha interna por labrarme un futuro, pero no sabía lo que era vivir de verdad, y ahora que vivo, se me apodera  unos miedos que  me bloquean, no se enfrentarme a los problemas y me deprimo constantemente por eso y por ver como  igual que en el colegio , se siguen cebando en el compañero más débil, diga lo que diga alguno por ahí.
¿Ustedes podrían ayudarme a cómo superar el pasado?
Pues no ,el pasado vive con uno  toda la vida , y hay personas  que lo superan  y otros no , hay alguno que se inventan  su vida en un sueño , para olvidad lo que realmente fue , un don nadie .
Si  los salesianos, nos enfundaron  valores, El Miedo  y  la servidumbre, el miedo a lo desconocido, por desconocimiento.  La servidumbre  por temor a lo que piensen los demás de la propia realidad de uno, como realmente vive y lo que es en realidad. Lo disfraza con gran ingenio  e invención , diciendo lo que  quieren oír los demás  y no teniendo opinión propia y atacando  como se hacía en san Fernando a los más débiles o personas que son  más prudentes  que él , como se suele decir la ignorancia  hace de uno ser más valiente  y hablar con desconocimiento de causa , pero se une al redil de lo que dicen los demás , para parecer más listo.
Esto es lo que nos infundieron  San Fernando a muchos.

A.      Álvarez