miércoles, 30 de enero de 2013

El Bar de Manolo y la sra. Ino



El Bar Cambio nuestros hábitos en los  70, Yo recuerdo los primeros bollos industriales, en el bar del campo de las gradas donde Manolo y la Señora  Ino, pequeñita pero matona con su voz de pito, empezaron a vender los productos de la época, los  productos bimbo con la atracción que tenían sus interminables colecciones de cromos, no terminaba una cuando  ya aparecía  otra nueva,  hay que reconocer que los de Bimbo tampoco se rompieron mucho la cabeza. Un bollo de pan (que por aquella época llamábamos Bimbollo) y una fina chocolatina de cuatro onzas que estaba buenísima. ¿A que aún recuerdas su sabor?, Sin duda los pastelitos más míticos de Bimbo fueron el Bony, el Tigretón y la Pantera Rosa, que hoy en día los han vuelto a lanzar, y el Bucanero que se ha quedado olvidado en el camino. Comerte uno era toda una fiesta y aquí también cada uno tenía su favorito. Yo era de Bony con aquella mermelada de fresa, ¿tú?
Pero todo esto no me deja olvidar el verdadero sabor de la merienda No hay un bocadillo más sencillo ni ningún otro sabor que nos traslade tanto a aquella época como un trozo de pan con chocolate. No sé muy bien por qué hoy tan difícil encontrar a un niño comiendo este bocadillo y tampoco entiendo por qué yo no lo he vuelto a probar desde entonces, nosotros disfrutábamos con el cotí dentro del pan, que nos sabia a gloria, pero preferíamos  los productos de bimbo, no sé si por los cromos o por la novedad y que ya teníamos alguna perica en el bolsillo, había mejorado la economía.
Los niños de San Fernando,  nos dividíamos entre los que preferíamos la mortadela sola o los que les gustaban más con aceitunas. Yo no la soportaba, jamás comprendí esa extraña combinación de sabores, algo así como los compañeros  del cole que eran  capaces de comerse un bocadillo de chorizo, jamón york y nocilla todo junto. ¿Que tú eras de esos? vale, me callo.
También salio un chicle negro que parecía un trozo de neumático con sabor intenso a regaliz. Sí, el chicle Cosmos es ya todo un icono de aquella época y si no llegaste a probarlo te vas a quedar con las ganas pues desapareció de nuestro planeta, costaba en aquel entonces 0,60 céntimos, eso sí, yo no le pegaría un bocado era asqueroso ;yo era mas  de Bazooka del A mi  me gustaban mucho, no era muy asiduo a comerlos, ya que muchas veces , me los tragaba , si, no me duraban ni un momento en la boca,  ya que se me iba para dentro como los caramelos y ya sabéis lo que nos podía pasar cuando éramos pequeños si nos tragábamos los chicles, verdad?, según los mayores, se nos pegaban a las tripas, que ingenuos éramos  solo  nos daban un pedazo los hermanos mayores se quedaban con el trozo mayor  si ellos masticaban el trozo mas grande, En fin a lo que iba, que aunque no los comiera con asiduidad, aun recuerdo el sabor de los Bazooka, y lo duros que estaban, te metías uno en la boca y parecía que te comías una castaña. Eran los que más tardaba en tragarme, creo que precisamente por esa dureza, que según ibas mascando parecía que se ponía mas duro,  lo más característico era su forma, una especie de taco formado por tres circunferencias planas o discos unidos. Se hacían globos enormes con estos chicles y además los podías cortar por los  anillos u circunferencia para repartirlo con tres amigos o para masticarlo en tres veces  guardando los anillos por separado y no perder el sabor, aunque los globos  eran más pequeños, que también era ventaja para que el gracioso de turno no te lo explotara en la cara.
Pero el producto estrella eran las bolsas de aceitunas , tres placeres , el primero era el romper la bolsa con los dientes , porque no había forma de abrirla de otra forma , el segundo el beber el liquido  apretando la bolsa saliendo el liquido  a chorro y el tercero era comerte las aceitunas con sabor a ancha que era placer de dioses.
Lo desagradable  es el tener que deshacerte de la bolsa de plástico sin que te vieran las sotanas  u cuidadores de turno, aquellos del brazalete verde u rojo, compañeros que les daban mando en los recreos, que rotaban de clase por clase  por los cursos de los mayores.
Otras monedas de cambio fueron los  cigarrillos  que vendía  Manolo y la Ino, paquetes que imitaban al tabaco de verdad. El chocolate era bastante malo y costaba tanto quitarle el papel que lo envolvía que muchas veces acabábamos comiéndonoslo con él. Las autoridades sanitarias en este caso no tenían nada que decir, los abusadores nos los pedían para no pegarnos y nos aparecían los  gorrones, dame uno dame uno, pero cuando ellos tenían se escondían y no te daban a ti.
Otro producto estrella  en San Fernando, fue  el Dupis  hermano inferior  de los Donuts, esa rosquilla dulce que no es un nombre genérico así lo dice la justicia  una marca comercial que sólo Panrico puede usar.   Así que cuando se  les ocurrió apoyar a los débiles y los olvidados con un sucedáneo los Dupis. Sí, exactamente, el Donuts de los pobres que allá por los años 76 los trajeron a San Fernando y nuestras madres compraban de oferta en el supermercado, nos los daban para llevarlos al colegio y seamos sinceros, no tenían ni punto de comparación con los de verdad, Su desaparición es poco menos que un misterio porque apenas queda rastro de ellos. Nuestros servicios secretos han intentado ponerse en contacto con Bimbo, los creadores de estos Donuts de serie B, pero por ahora tampoco ha habido suerte, fallecido en combate, será  que lo de funciono la familia Ruiz Mateos.
Bueno pocos centro  en España podían  tener un Bar abierto para que en los recreos  compraras  lo que quisieras y una sala de juegos donde  estar los días de frio y lluvia, con sabor a patatas fritas y kikos.
Antonio Álvarez










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